Fumo y veo los trenes
-nada- en el parke.
Y muto, pero a nadie le importa
más ke a mí.
Cuando las nubes se tornan rosa,
el cesped, caramelo
y el libro de Birri
con la tapa llena de collages
empieza a cobrar vida,
y los árboles se vuelven de vinilo,
respiro el aire ese,
vibrante,
casi en una película kodak vencida
y lavada,
y recuerdo
ke algunas hormonas son mucho más fuertes
ke otros alucinógenos.
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1 comment:
Me hiciste sentir comodo al leer tu poema. Es decir, me senti identificado... y siendo las 11 menos diez de la noche, metido en mi cuarto, me recorde en alguna situaciòn similar a la aqui escrita.
Me gusto este blog, mucho.. te invito al mio, si queres, claro.
Yo vendré a leer y vomitar mas comentarios.
Un abrazo,
Facu.
PD. Te acompaño, con una fresca.
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