"La poesía siempre es lo otro. Aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta"

Saturday, April 11, 2009

Ella no tiene la culpa

Esta noche está el olor
a esas noches
maravillosas
del pasado.

Y el aire fresco y dulce
que corta la atmósfera tibia
de los pequeños suburbios del centro
de Rosario.

La bicicleta
y la birsa en la cara;
yo solo en la ciudad
y algunas personas sueltas
que podrían pasar desapercibidas.

Ella da vueltas en mi cabeza,
pero no tiene la culpa,
no...
La culpa la tienen
las cosas bellas de la vida;

esas noches con viejos amigos que ya no ves
donde podían sentarse a jugar
juegos de skate y tomar cerveza
a los catorce años,

las largas caminatas de un barrio a otro
y de una vereda a otra
y de un galpón del río al otro,
sin ver a nadie,

quedarse en casa
en pleno verano
encerrado con aire acondicionado
tirado en la cama solo
con una cerveza helada
y un televisor,

o tirado solo en su cama y con ella,
alguna,
con la mente ahogada en cerveza
en verano...

Un viaje en avión,
bien alto...

Un viaje en tren
y el viento te despeina
al asomar la cabeza por la puerta del furgón...

Ella mirándote mientras cruzas una frontera hacia un país que no conocés.

La música que tocas
o que tocaste
con tus viejas personas
y las letras que compusiste que retratan tu hermosa
y desbordada adolescencia podrida.

El borde del río en la madrugada
en la primavera
o al principio del verano,
sin saber adónde vas a parar en unas semanas.

Ir de la mano de una chica que recién conocés
pero que podés asegurar que te enamoraría,
o llevarla en bicicleta
por calles abandonadas pero anchísimas.

Si, la culpa no es de ella...
Me pregunto cuántas cosas sublimes pasaron en mi vida
y sólo por eso
debo preguntarme cuántas cosas sublimes
pasaron en los últimos dos años,
o en éste...

Muchas cosas.
Sentirse sutilmente sublime después de un recital.
Sentirse sutilmente sublime, conforme
y sentado en el mejor de los sillones
sabiendo que acabás de hacer algo por tu vida
o por tu obra.

Los amigos y amigas,
los autos y las rutas...
Ojalá las noches fueran más largas
para poder dormir bien
y poder ser yo mismo
al mismo tiempo.

De todas formas,
ella es hermosa,
pero no tiene la culpa.

Esteban Porronett
[01/10/2007, 04:00hs]

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