Carta a un amigo que ya no

te veo por la calle y me emociono...
una pelotudez.
debería aprender a que no me pasen esas cosas.
por lo bajo de los edificios brota tu pelo en movimiento,
la bici esquiva pozos,
las bicis que esquivan pozos esquivan las motos
que no esquivan las bicisendas.

pedaleaba rápido para pasarte cerca y decirte algo
(una ingenuidad de mi parte),
y llegando al costadito de tu oreja te digo "hola"
-y tu nombre-
como un pelotudo,
como sin esperar una respuesta...

los holas deberían tener siempre una respuesta.
tu nombre me rebota en el silencio
del ruido de la avenida.
tu nombre suena vacío,
como el de un extraño
más que como el de un amigo.

si el tiempo no aprendió a curarte
ni siquiera incluso las idioteces que nadie conoce,
que al menos no conozco yo,
no le fío más nada a tu voluntad.

sigo pedaleando...
algún día me tirás vos,
capaz,
algún hola