V - Adoquín

Una extraña atmósfera de tensión corta la belleza de la noche.
Yo estoy trankilo, pero las personas y su paranoia adkirida por la Tv rocián de miedo y adrenalina el fresco aire de la noche rosarina de primavera... eh... pura mierda. imágenes rotas.
A Ellos les tiraría un adokín...

Así habría empezado, en un principio, este capítulo, pero no puedo, es muy pobre...
Le he rendido culto de diversas maneras a este apoteósico objeto,
rey de todas las furias,
patrono de la discordia de todo tipo,
amante frío de las revoluciones
y las revueltas
y la bronca de cualkier ser vivo capaz de sujetarlo...
También me genera imágenes hermosas pero de dolor físico,
como caer de la bicicleta contra el suelo de adokines
de las calles ke dan a los puertos.
O bien patinarse en los días de lluvia
y pasar una partecita de la tarde de domingo acostado sobre la cuneta de la calle,
mojado como un idiota...
O noches de ebriedad y juventud
con arte, rock and roll, amigos ke hacen lo mismo ke vos,
botellas medianamente portátiles
empuñadas,
una en cada mano.
Vos parado en el portapakete de la bici de tu amigo
recorriendo las calles del centro un jueves por la noche
con no más ke euforia y endorfina en la sangre,
gritos casi adolescentes,
no, me corrijo,
gritos muy adolescentes...
Gritos de adolescente en sus primeras juergas!
sus tacos finos dibujando una estela con forma de ocho sobre la calle,
sobre la piedra espesa y áspera, las mas compacta de todas,
la ke pinta el alma del tango, la ke le regaló el timbre de llanto a los bandoneones...
TODOS LOS GEMIDOS DE TODAS LAS AMANTES DEL MUNDO
y de sus amantes,
al volar por las ventanas
y estrellarse en el piso de la urbe,
se condensan dentro de los adokines...
Y si... Vos y tu amigo en la bici
y la noche
y los gritos de adolescente en sus primeras juergas!
Un universo infinito de imágenes hermosas
de todo tipo, sabor y color!
No Lucy, disculpame,
pero no puedo escribir sobre los adokines...
Son demasiado sublimes para ser retratados!